Nos encanta Sara Sálamo, es una de nuestras WAGs preferidas: que ve un charco, allá se mete, no le teme a nada. Sara ataca a la prensa, ataca a sus seguidores en Instagram, se revuelve contra quienes la llaman «novia de». Dicharachera, reivindicativa y un pelín contradictoria, la novia de Isco vive su gran momento mediático y a fe que lo está aprovechando.
«Hola @donbalon_com, agradecería que dejarais de calumniar sobre mi persona y sobre mi pareja. De lo contrario tendré que tomar medidas legales»
Sara reacciona con este tuit a una información publicada por la revista española en la que se especulaba con el hartazgo de Zidane con respecto a las costumbres de Isco más allá de los terrenos de juego y que estarían detrás del «bajón» del futbolista andaluz.
Vamos por partes. La revista Don Balón tiene el derecho a publicar lo que le venga en gana, siempre dentro de la legalidad. Serán sus lectores los que juzguen si la información es interesante y/o veraz, cosa que cada vez, seamos sinceros, importa menos.
Sara Sálamo tiene todo el derecho a sentirse aludida y a reaccionar, incluso a amenazar si es preciso. Otra cosa es que ese sea el camino adecuado para conseguir sus objetivos. Porque imaginamos que su objetivo principal con respecto a la atención mediática que está despertando desde que es «novia de» es que la dejen tranquila, que se ocupen solo de su vida profesional como actriz, ¿o no?
Lo que consigue Sara revolviéndose contra todos es exactamente lo contrario, que cada minucia se transforme en noticia y que tanto la prensa rosa como la deportiva se ocupen de ella día sí y día también. El «Sara contra el mundo» está teniendo el efecto contrario al deseado… si es que, como decíamos, la actriz pretende realmente que la dejen tranquila…
«¿Alguien que trabaja en el Mercadona es mejor persona que un deportista?»
Pero es que Sara tampoco mira a otro lado ante algunos mensajes de sus seguidores. La piel fina, casi transparente, de la actriz hace que responda a todo quisque, como dicen en mi pueblo.
Una seguidora de Instagram la acusó de ser una «cazafortunas» tras haber sido «una tía normal que decía mucho» (el clásico «tú antes molabas»). El mensaje de la seguidora se cerraba con una llamativo «qué raro que no te buscases a un humilde trabajador del Mercadona». Y Sara estalló: «(…) ¿Tengo la garantía de que un reponedor me va tratar con más cariño que un deportista?»
No sabemos si Sara y su seguidora se acaban de caer de un guindo, pero nosotros, desde luego, no. Todo está claro como el agua.
Si conociésemos a Sara le diríamos: «tú a lo tuyo, no hay mayor desprecio que no hacer aprecio, disfruta de tu profesión y del amor, que es efímero, como todo el mundo sabe». Pero como no la conocemos, ¡qué diablos! que siga reaccionando ante todo, así nos reímos más.
