Lo suyo es una historia de amor de las de verdad, un cuento romántico con final feliz. La joven sevillana que dio calabazas «20 o 30 veces» al futbolista estrella y que, finalmente, acaba accediendo a cenar con él. Seis años más tarde de aquella cena, Ivan Rakitic y Raquel Mauri son marido y mujer y padres de dos niñas.
«Mira, mañana firmamos aquí y me voy a casar con esa chica»
Ivan Rakitic había llegado a Sevilla para ser jugador del conjunto del Nervión. El croata fue uno de los enésimos negocios de Monchi, secretario técnico del Sevilla por aquellos tiempos y experto en convertir en oro fichajes aparentemente modestos. Rakitic, que llegó del fútbol alemán, solo costó 2,5 millones de euros… Pronto sería una de las grandes figuras del equipo.
En un día de nervios, justo antes de firmar el contrato con el Sevilla, el centrocampista fue al bar del hotel para tomar algo junto a su hermano. Fue en ese momento cuando su mirada se cruzó con una camarera (que también ejercía como peluquera). E Ivan le dijo la famosa frase a su hermano: «me voy a casar con esa chica».
Sea cierta o un poco exagerada la anécdota, lo cierto es que el ya jugador del Sevilla siguió viviendo en el hotel en el que Raquel trabajaba y la veía a diario. Como no sabía hablar español y la chica tampoco sabía ni papa de inglés se comunicaban malamente: «Yo Tarzán… tú Jane…», bromeó luego el futbolista sobre sus primeros encuentros con su futura mujer.
Rakitic aprendió a decir «ponme un café y una fanta naranja» y así, y con algunos gestos más, el croata trató de ir conociendo a Raquel que se mostró, desde el principio, muy desconfiada: «Eres un futbolista. Podrías irte a otro país el año que viene… Así que lo siento, pero no». Dicen que Raquel está muy apegada a su tierra y a su familia y que sus negativas a salir con el futbolista se debían a su profesión.
Rakitic encontró casa y dejó de vivir en el hotel, pero seguía pasando a ver a Raquel hasta que un día consiguió, al menos, una cita con ella. Fue el principio de una relación que les llevó a pasar por el altar en 2013, estando Raquel embarazada de su primera hija (luego llegaría una segunda).
Cuando finalmente el croata aceptó la oferta del Barcelona, el principal escollo que tuvo que sortear el jugador para dejar el Sevilla no fue otro que su mujer que no estaba dispuesta, en un principio, a estar alejada de su familia. Pero, finalmente, Raquel Mauri se ha asentado en Barcelona y disfruta de pertenecer al exclusivo club de las WAGs del Barça que le ha ayudado a superar el medio millón de seguidores en Instagram.
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