Fue uno de los grandes jugadores de la Juventus de la última década, pero se fue un poco por la puerta de atrás terminando su carrera en el Zenit de San Petersburgo. Ya como ex futbolista, Claudio Marchisio disfruta de la jubilación junto a Roberta Sinopoli, su pareja desde hace quince años. Ex tenista de primer nivel, Roberta Sinopoli dejó el deporte con 18 años a punto de dar el gran salto. Ahora esté centrada en su familia y en los tres restaurantes que dirige junto a su marido.
“Comencé a los 9 años, mi padre y mi tío tenían pasión por el tenis. A los 16 años gané el campeonato de Italia, pero a los 18 años y medio renuncié. En ese momento tenía un novio tenista y prefería seguirlo, pero la verdad era que ya no me divertía: los deportes individuales son demasiado estresantes, comencé a odiar las competiciones y el tenis me hizo sentir incómodo. Cuando estaba solo en los torneos me asaltaba la ansiedad”.
Así se expresaba Roberta Sinopoli en una entrevista para La Gazetta concedida en marzo del año pasado, cuando la familia Marchisio vivían su aventura rusa en San Petersburgo tras el fichaje del ex juventino por el Zenit. Así es que Roby no es la típica WAG que se junta con un jugador cuando este es una súper estrella: ella a punto estuvo de serlo en su deporte pero se hizo a un lado porque ya no se sentía bien. Y por eso empastó tan bien con Claudio cuando le conoció hace casi 15 años.
Por entonces, Marchisio era tan solo un futbolista prometedor del Primavera de la Juve. Roby y Claudio se encontraron en una discoteca y el futbolista dijo que estudiaba economía. Según cuenta la propia Roby lo trató como un “felpudo” durante meses mientras el centrocampista trataba de conquistarla. Un modus operandi muy italiano, ¿no?: insistir e insistir. Pues bien, surtió efecto, porque al final Roby le concedió una cita.
Fue cuando el jugador se fue cedido al Empoli cuando la relación se fortaleció. Allí vivieron solos, y a pesar de las dificultades, salieron adelante. Y al año siguiente, boda. Todo redondo puesto que Claudio logró volver a Turín, de donde también es Roberta. De hecho en alguna ocasión ha tenido que aclarar que solo animó “un tiempo” al Torino, el gran rival de la Juventus: una vez que empezó con Marchisio, cambió de bando: en eso sí se parece un poco a otras WAGs.
Fans de la comida japonesa, Roberta lidera desde hace años tres restaurantes especializados en sushi que la tienen muy ocupada. Y más desde que Claudio ha colgado las botas con solo 33 años. Ahora también tiene que lidiar con un prejubilado en casa…